miércoles, julio 26, 2006

Columna de A. Becerra en ADN

Unas veces resulta muy duro despedirse; otras, es una liberación, una auténtica maravilla.Desde la más relajada visión de la convivencia, deseamos estar y permanecer junto a lo que nos gusta, convivir con aquellos que nos dan un mucho o un mínimo de gratificación, compensación, paz o lo que para cada uno, dentro de su esquema personal, intransferible y por tanto no discutible, significa un valor.Con idéntica visión, permanecer junto a lo que nos desagrada, nos lastra e incluso a veces nos derrota, es erosionar, cuando no destruir, lo más importante que tenemos: nuestra propia vida.Por eso, creo que la misma ilusión que a veces desprendemos para exclamar un "hola" inicio de un conocimiento y a veces incluso de una expectativa, debemos utilizar para manifestar, con suavidad o rotundidad, un solemne "adiós".Entre holas y adioses vamos conduciendo nuestra vida y abriendo y cerrando nuestras circunstancias, que son el escenario personal en el que se mueven nuestros días.Un "hola" expectante siempre es dulce y agradable, mientras que un "adiós" concluyente siempre es ácido y corrosivo. Pero debemos educarnos para ambos y ser capaces de convivir con los dos. Porque cuando el panorama es negro de gratificación y recuperación, lamentablemente la única posibilidad de que el buen tiempo vuelva sólo es posible después de manifestar un solemne y responsable "adiós, muy buenas", el inicio de volver a vivir.
abecerra@diarioadn.com

lunes, julio 24, 2006

Le mien, le tien

Et si par hasard
Oui par hasard
C'est le tien C'est le mien
Je n'y comprends rien
Et si par hasard
C’est le sien qui revient
Mais sans le hasard
On n'y comprend plus rien
Je ne dis plus rien
Et je me sens bien
Je vais vivre enfin
Sans tien ni mien
Retrouver enfin
Mon coeur sans lien
Libérer enfin
Ton corps du mien
Pourquoi comment
Sans les apparences
Pourquoi combien
C'est sans importance
Le mien, le tien, le sien, le rien
Mercure se lasse
Le pur, le dur, le mûr, le sûr
Sont de guerre lasse
Le mien, le tien, le sien, le rien
Fini les menaces
Le mien, le tien, le sien, le rien
Ça n'a pas marché
C'est bien Et si par hasard
Oui par hasard
C'est le tien, le mien
Quand on comprend rien
Changer de chemin
Si son nom revient
Recommencement
Commencement et fin
J'ai plus peur de rien
Plus peur de rien
Je vais vivre enfin
Je te rends ton bien
Réparer enfin
Libérer enfin
Ton coeur du mien
Le tien du mien
Le mien, le tien, le sien, le rien
Mercure se lasse
Le pur, le dur, le mûr, le sûr
Sont de guerre lasse
Le mien, le tien, le sien, le rien
Fini les menaces
Le mien, le tien, le sien, le rien
Ça n'a pas marché
C'est bien
Pourquoi comment
Pourquoi combien
Sans les apparences
Pourquoi combien
Pourquoi comment
C'est sans importance

domingo, julio 16, 2006

las mareas

Cuentan que hubo un rey inglés hace cientos de años que quiso detener las mareas. Dice la leyenda que sus cortesanos le decían que su poder era tan grande que incluso las fuerzas de la naturaleza le obedecerían. Así que el monarca colocó su trono en la orilla del mar y ordenó a las olas que retrocedieran, cosa que por supuesto, nunca pasó. Cosas tan ridículas son las que terminan haciendo los que se creen todopoderosos. Pero también hay otros todopoderosos que en la sombra, construyen mundos mágicos llenos de sonidos que parecen pertenecer al más allá.

jueves, julio 13, 2006

lunes, julio 03, 2006

briefin moments

Beloved one
Since
I Found You
My whole world
Seems to shine anew
I Can'tFind a way
To tell you all
I need to say:


You are my precious one
And since my life began
I've been waiting for you, angel
Something in your eyes
That my heart recognised
Always with me
My beloved one

And you touch me so deeply
I melt away
And you hold me so completely
I love my selt


I thought my heart would overflow
The day you came
Sweet light
I'd longed for filled my soul
And sang your name

You are my precious one
And since my life began
I've been waiting for you, angel
Something in your eyes
That my heart recognised
Always with me
My beloved one


gracias lou rhodes por las palabras